El emperador Huang-ti se encargó de romper la antigua comunicación entre el Cielo y la Tierra pues consideraba que era necesario parar las continuas incursiones de los dioses. Dioses y espíritus celestes bajaban a la tierra sólo para someter a los hombres. Este hecho lo convirtió en un héroe, pues además de liberar al hombre permitió organizar el mundo.
Pero cuenta la leyenda, que al principio de los tiempos el cielo y la tierra estaban muy próximos entre sí, y las relaciones entre dio ses y humanos eran constantes porque eran muy sencillas: los dio ses podían bajar a la tierra y los hombres subir al cielo simplemente escalando una montaña.
Se cree que este paraíso desapareció como consecuencia de la guerra entre el dios del Agua y el dios del Fuego, que provocó una separación traumática entre cielo y tierra y la desaparición de la montaña que permitía el contacto del cielo y la tierra. Nunca más se pudo tener trato directo con los dioses salvo algunos privilegia dos, chamanes o reyes, que lo hacen por medio del éxtasis, al que sólo se accede por tener cualidades especiales.