Mientras que los chamanes del campo fueron relegados a una función social marginal, en muchos casos los sacerdotes budistas asumieron la función de oráculos de las deidades chamánicas transformadas. Estos sacerdotes, vestidos con los arreos de un dios guerrero, con yelmo, lanza y armadura metálica, caían regularmente en un estado de trance estático chamánico, actuando como médiums de las profecías de las antiguas deidades. Actualmente la clase sacerdotal adorna sus templos con la parafernalia arcaica de la adivinación chamánica: el arco, el espejo mágico y preciosos trozos de cristal de roca, «interpretados todos ellos como símbolos de la doctrina budista; y de los cueros, cuernos, huesos y pieles de las viejas túnicas chamánicas proceden los ropajes teatrales de las danzas budistas del águila, del ciervo, del tigre de las nieves y del esqueleto.
El águila del chamán, por medio de la cual subió hasta su nido en el árbol del mundo, se identificó con el Garuda indio. Del ciervo se dice que es el primero que oyó las enseñanzas del señor Buda en el parque de los ciervos de Varanasi; el tigre de las nieves fue identificado como un conjunto de deidades budistas, como Vairocana o Manjushri; y los esqueletos danzantes de la iniciación traumática del chamán descuartizado se convirtieron en guardianes del sagrado territorio funerario de Vajrayana.
A Padrnasambhuva se le representa sentado con un vajra en la mano derecha y un pocillo y una calavera en la izquierda.