Gesar Kan era un rudo y poderoso rey guerrero que combatía la injusticia violenta allí donde la encontraba.
Habiendo descendido de los cielos a la tierra con la misión de destruir a ciertos demonios cuyas maldiciones amenazaban la estabilidad de la existencia humana, Gesar olvidaba con frecuencia su misión tras sus victorias personales; entonces requería la intervención de su ángel guardián (actualmente identificado como un dakini budista, un espíritu femenino de la sabiduría), que le ayudaba a proseguir su propio camino.
En los relatos de sus hazañas abundan los efectos dramáticos relacionados con la muerte, y los episodios giran y se combinan de modo impredecible en relación con la traición, la cobardía y la envidia.