En la época medieval, cuando los textos clásicos se codificaron, imprimieron y clasificaron en bibliografías, se procedió a reescribir la historia de la mujer, de forma que las principales diosas míticas pasaron a ocupar un papel y estatus subordinado y a veces llegaron incluso a desaparecer.
Las modernas teorías de género han ayudado a redescubrir la identidad, función y papel de las diosas primigenias que sobreviven sólo de forma velada en los textos. Esto es especialmente cierto en los mitos de la diosa del sol, fragmentarios y poco claros. Estos fragmentos relatan que una diosa llamada Xi He (Mezcla de Alientos) generó diez soles, uno por cada día de la antigua semana. Cuando cada sol regresaba del cielo del mundo, ella lo lavaba y secaba en el árbol del universo que había en el este. Su papel protector de madre y restauradora se ve también en su preocupación por que los humanos tengan luz durante el día.
Xi He aparece en otra versión del mito solar en calidad de auriga del carro del sol.
Su mito fue degradado en los escritos de la tradición patriarcal confuciana, donde la figura de la diosa solar y su función fueron divididas y asignadas a dos oficiales varones llamados X (Aliento) y He (Mezcla), encargados de la regulación del calendario. La versión masculina de su mito se convirtió en la versión ortodoxa.