Los innumerables dioses trascendentes del budismo tántrico procedente de la India se arraciman en torno a las cinco familias de budas encabezadas por Vairocana, Akshobhya, Ratnasambhava, Amitabha y Amoghasiddhi. Característicamente organizados en la forma circular de un mandala, con uno en el centro y el resto a su alrededor en los cuatro puntos cardinales, cada buda tiene su color, postura y atributo distintivos. Se supone que estos cinco budas, evocados en el curso de la meditación profunda, surgen naturalmente de los constituyentes básicos de la personalidad humana, conocidos como los cinco agregados y que se hallan sentados junto a sus consortes femeninos que representan los cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y espacio.