Dos mitos principales presentan el origen de los metales y el poder simbólico de los mismos.
En uno de ellos aparece el dios de la guerra, Chi Yu; relata cómo dos montañas se abrieron para verter agua y metal, ante lo cual Chi Yu recogió el metal e hizo armas y armaduras con él. Este dios es representado con un aspecto bovino, con cuernos y pezuñas, y tanto él como sus 72 hermanos tienen cabezas de bronce y comen guijarros de piedra. El dios de la guerra consiguió supremacía gracias a su invención y retó al gran dios Huang (Amarillo) en una guerra de dioses. Pero los aliados del dios Amarillo eran su hija, Furia de la Sequía, y Dragón Vengador, que vencieron a Chi Yu y lo ejecutaron. A su muerte, sus grilletes y manillas se convirtieron en un bosquecillo de arces rojizos.
El otro mito de la metalurgia relata cómo el semidiós Yu recibió nueve calderos sagrados de bronce, cada uno de los cuales tenía labradas imágenes del conocimiento del mundo. Estos calderos tenían el poder de discernir la valía moral. Pasaban de dinastía a dinastía. Durante una época de gobierno benévolo, permanecían con el gobernante y estaban llenos de virtud moral, pero en tiempos malos, se vaciaban y desaparecían volando, a causa de su poco peso. Los calderos simbolizaban la legitimidad del poder dinástico y eran emblemas de la prosperidad, el ritual y el control estatal en la producción estratégica de metal.