NIU-KUA ARREGLA EL CIELO Y ORGANIZA LA TIERRA

China

El dios del Agua y el dios del Fuego estaban enzarzados en una cruenta guerra. La lucha era continua y se luchaba por todos los rincones del mundo. El dios del Fuego ganó la batalla pero el dios del Agua, en un descuido, golpeó su cabeza contra la montaña de Buzhou, desde entonces cumbre venerada. Esta montaña se derrumbó y, con ella, el gran pilar que sostenía el Cielo y que lo separaba de la Tierra. La consecuencia fue que la mitad del Cielo se desplomó dejando un enorme agujero negro; la tierra se agitó produciendo enormes grietas mientras que los bosques ardían y los animales se rebelaron contra los hombres. Las aguas inundaron todo muriendo miles de personas quemadas, ahogadas o devoradas por las bestias.

La diosa Niu-Kua no daba crédito a sus ojos y, afligida por los acontecimientos, decidió organizar de nuevo el Cielo y la Tierra. Comenzó por arreglar el cielo haciendo una masilla con una mezcla de piedras de colores, consiguió las cuatro patas de una tortuga gigante para sostenerlo y así quedó solventado el problema, dejando la distancia justa respecto de la Tierra. Después sacrificó a un dragón públicamente para dar ejemplo a las bestias de lo que les ocurriría si se portaban mal con los hombres. Finalmente, recogió miles de juncos que luego quemó y con las cenizas consiguió parar la inundación. Nadie duda que hizo todo lo que estaba en su mano para volver a hacer del mundo un espacio habitable.

Los hombres que sobrevivieron nunca olvidaron lo que la diosa Niu-Kua hizo por ellos y por las generaciones futuras.

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