Una sequía duró cinco (o, a veces, siete) años durante el reinado de Tang el conquistador, el fundador mítico de los Shang. Las gentes morían de hambre.
Los adivinos deseaban ofrecer sacrificios humanos, pero Tang fue al bosquecillo sagrado de las moras y rogó a Dios que perdonara los errores humanos aceptándolo a él mismo como víctima del sacrifico y eliminando el castigo de la sequía. Se tumbó en la pira y cuando el fuego comenzaba a prender, los cielos se abrieron y cayó un gran aguacero. Este mito no aparece entre los escritos Shang, pero refleja el entorno semiárido del territorio Shang situado en el norte.
Hay otro fragmento de mito sobre sequía. Relata cómo una mujer delegada, llamada Ni Chou, se expuso en la cima de una montaña toda vestida de verde, el emblema del agua y la regeneración vegetal. Cuando el sol la golpeó sin piedad, ella intentó proteger su rostro con su manga verde (o su mano), pero murió y su cuerpo desecado se convirtió en divino.
En el mito de la guerra de los dioses Chi You y Huang (Amarillo), la sequía fue una de las armas de Huang en forma de su hija, La Furia de la Sequía, que venció al dios de la guerra Chi You.