Este término pertenece a la mitología Griega
Sobrenombre de Diana, adorada en uno de los templos más antiguos del Lacio, situado al lado del lago Nemí, por lo que también se le llamaba Diana Memorensis. Se le atribuye el culto a Diana Aricina a Manio Egerio. Era esta diosa protectora del nacimiento en la selva y en la ciudad, de la vegetación exuberante, del amanecer.