Este término pertenece a la mitología griega
Escultor de k, isla de Chipre, esculpió una mujer tal, perfecta, que llegó a enamorarse de ella, y se desesperaba al ser sólo una estatua inerte
Afrodita, compadecida de su sufrimiento, obró el prodigio, y la estatua se transformó en mujer viviente, que hizo la felicidad de Pigmalión.