Este término pertenece a la mitología griega
Moraban en la isla de Eolia, bajo el dominio de Eolo, hijo de Hipotes, rey de los Vientos
que los mantenía dentro de un odre de piel de buey, y era dueño de soltarlos o retenerlos
En un principio se les consideró más perjudiciales que favorables
Los más conocidos eran: Bóreas (Norte), Céfiro (Sur), Euro (Este) y Noto (Oeste)
Para hacerlos favorables se les sacrificaban corderos negros o blancos, y tenían erigidos muchos templos
Generalmente eran representados con alas en la cabeza o en la espalda.