En cumplimiento de una profecía según la cual Deirdre sería muy bella pero llevaría la muerte y la destrucción a los hombres del Ulster, el rey Conchobhar la crió en secreto para casarse con ella cuando creciera.
Un día, la joven Deirdre vio a su padre adoptivo desollando un ternero en la nieve mientras un cuervo bebía la sangre del animal y le dijo a su nodriza, Lebhorcham:Mucho amaría yo a un hombre con esos tres colores: cabello como el cuervo, mejillas como la sangre y cuerpo como la nieve, a lo que Lebhorcham replicó que allí cerca vivía un hombre así: Naoise, hijo de Uisneach. Cuando se conocieron se fugaron a Escocia; Conchobhar les invitó a que regresaran y envió al gran guerrero Ferghus para que los escoltara, pero al llegar a Emhain, el rey ordenó a Eoghan que diese muerte a Naoise y que le llevaran a Deirdre con las manos atadas a la espalda.
Enfurecidos por la traición, Ferghus y sus hombres saquearon el Ulster y se aliaron con la corte hostil de Medhbh, reina de Connacht. Deirdre se vio obligada a vivir con Conchobhar, y cuando al cabo de un año (durante el cual no sonrió ni alzó la cabeza de las rodillas ni una sola vez) el rey le preguntó qué detestaba más, ella contestó: «A ti y a Eoghan.»
El rey le dijo que tenía que vivir con Eoghan y al día siguiente los dos hombres se la llevaron en un carro: «una oveja entre dos carneros», como dijo Conchobhar. Al aproximarse el carro a una roca, Deirdre se golpeó la cabeza a propósito contra ella y murió, poniendo fin a su infelicidad.