La diosa caballo Epona, el Caballo Divino, era venerada en todo el mundo céltico, desde Gran Bretaña hasta el Danubio.
Tenía el honor, único entre las deidades galas, de que los romanos le dedicaran una festividad, y sus devotos se encontraban sobre todo en la caballería gala del ejército romano.
Se vincula a Epona con el agua, la fertilidad y la muerte, aspectos que parecen relacionarla con la Diosa Madre.