La mitología de la Europa nórdica. comprende las creencias de la península escandinava, Islandia y Germania.
Ninguna de las tres difiere entre sí sino en detalles de escasa, importancia. Conocida la primera de ellas, se conocen por completo las otras dos ya que la religión escandinavo - germanica sobrevivió cinco siglos a la celta.
Las referencias que nos quedan se dividen en tres grupos:
Cuando César y Tácito hablan de los dioses nórdicos lo hacen identificándolos con los del Panteón greco-latino. Así, César no conoció sino a tres dioses germanos: el Sol, la Luna y Vulcano; este último como un dios guerrero incansable. Tácito se refiere a Mercurio como dios principal de los germanos. Dios al que los cronistas rnedievales identificaron con Wodan, Woden u Odín. Tácito habla, además, de otros dos dioses: Marte y Hércules. Thor, o Donar, podrían quedar asimilado a Hércules; Tyr, a Marte. Al lado de Mercurio, Marte y Hércules. Tácito cita a la diosa Isis, llegada a Germania al cabo de uno de aquellos paseos divinos, en navío o en carro, a que tan acostumbrada estaba la diosa; Y ai la diosa del Schlesvig, llamada Nerthus («la Subterránea»), a la que Tácito identifica con la Cibeles, diosa de los griegos del Asia. El mismo historiador sostiene que los germanos creían indigno de sus dioses erigirles templos y estatuas, Y se contentaban con adorarlos.
La verdadera fuente de la mitología nórdica se consigna en la Edda, obra atribuida a Segmudo Gigfusson, autor que vivió en el siglo XII. Se trata de una recopilación de poemas cosmogónicos, mitológicos e históricos, recibidos de tiempos antiquísimos por la tradición y recitados durante la Edad Media, de castillo en castillo, por los escaldas, bardos o troveros de los países septentrionales. Los cantos de carácter histórico llevaban el nombre singular de Sagas. Todavía una segunda Edda, en prosa, compuesta por Snorri Sturlusson. comenta y completa la primera. Con las Eddas puede darse una idea completa de la mitología nórdica, hasta el punto de ser esta mitología la más precisa que se conoce después de la helénica.