5 DIVINIDADES SUBTERRÁNEAS EN GRECIA.

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Hades (Plutón), hijo de Saturno y de Rea, es la divinidad del mundo subterráneo. En un principio era un dios bienhechor y no terrible, amigo de las vivas, cuya existencia facilitaba con la fertilidad proporcionada a la tierra matriz. Poco a poco pasó a ser el dios de los muertos y de los Infiernos, «porque unos y otras quedan en el mundo subterráneo».

Los satélites de Plutón eran las Queres, las Arpías y las Erinias.

De estos satélites, son las Queres las más difíciles de distinguir claramente, porque bajo varias aspectos se confunden con las Moiras. Según Hesíodo, eran genios de la muerte y de la venganza, «persiguen a los culpables, sean hombres o dioses, y no templan su cólera terrible hasta haber logrado imponer cruel pena al que ha faltado.

Las Queres negras, haciendo rechinar sus dientes blancos, con ojos espantosos, sanguinolentos, insaciables, se disputaban a los que caían. Todas estaban ávidas de beber sangre negra. Cuando tenían cerca a un guerrero moribundo hendían las uñas en su carne, y su alma iba al Hades y al helado Tártaro». Se las denominaba, a veces, las perras hijas de Hades. La confusión entre ellas y las Moiras estribaba en que todo nacido lerda su Quer, que le seguía durante todo el curso de su vida y determinaba el instante de la muerte.

Las Arpías, «divinidades raptoras», eran, según Hesíodo, hijas de Taumante, hijo a su vez de Ponto y de Ges. Las Erinias, en algunos casos semejantes a las Queres y a las Arpías, desempeñaban muy importante papel entre las deidades subterráneas. Hesíodo las hace nacer de las gotas de sangre derramadas por Urano al ser mutilado por su hijo Saturno con la hoz de agudas dientes. Esquilo las hace hijas de la Noche. Sófocles, hijas de la Tierra y de las Tinieblas. Higinio, hijas de Orco o Forcis. Eurípides asegura que eran tres: Alerto (la que no calma nada), Tisífone (el espíritu de la venganza) y Megerea (el espíritu del odio). Su aliento era pestilente. Podían metamorfosearas y llevaban en las manos una antorcha o un látigo. Su principal ,misión era perseguir a los que no habían cumplido sus deberes filiales.

La Riada nos cuenta cómo las Erinias persiguieron a Ares porque éste protegió a los troyanos contra los deseos de la madre Hera.

Las Erinias, guardadoras de los juramentos, se ensañaban también con los perjuros. Eran las verdaderas diosas del destino. Sin embargo, eran accesibles ala idea del perdón. Transformadas en Euménides eran diosas bienechoras que sabían, llegado el momento, ahuyentar el peligro, alejar de un país los vientos perjudiciales, las epidemias, el calor abrasador, y llevarse la fertilidad, el bienestar en todas sus formas.