La diosa atenea saltó al mundo armada de la cabeza a los pies y dispuesta a librar batalla. Fue concebida por Zeus, rey de los dioses, y Metis, "la Sabiduría Astuta". Había llegado a oídos de Zeus una profecía según la cual todo hijo nacido de Metis sería más importante que su padre y para evitarlo engulló a Metis. Le sobrevino de inmediato una terrible jaqueca, su cabeza se abrió en dos y apareció Atenea, ya completamente desarrollada. Atenea heredó la sabiduría de su madre y fue la diosa tutelar de oficios especializados, tales como el arte de tejer o de construir barcos. Uno de sus emblemas especiales era la lechuza, la más sabia de las aves.
Cuenta el mito que Atenea y Poseidón disputaron sobre quién debía ser el patrón de Atenas, y se decidió que ganaría quien hiciese el mejor regalo a la ciudad. Poseidón hizo que brotase agua salada de la Acrópolis (la colina que preside Atenas), dando así acceso al mar a la ciudad. Atenea creó el olivo, cuyo aceite era importante para la iluminación, la cocina y el comercio. Se consideró que ésta era la mejor aportación y la gente dio a su ciudad el nombre de Atenas, en recuerdo de la diosa. En su honor, se erigió un santuario en la Acrópolis, llamado Partenón, a partir de uno de los apelativos de Atenea, páretenos, que significa "virgen".