Toda cultura tiene sus mitos sobre aquel que es castigado por los dioses y condenado a penar eternamente. Tántalo padeció un hado especialmente horrible. Había deshonrado a los dioses sirviéndoles carne humana (¡a su propio hijo!) en lugar de otros alimentos.
Como consecuencia de ello, Zeus lo desterró al inframundo. Tendría que permanecer en un estanque de agua dulce que tenía árboles frutales que crecían por encima de él. Cada vez que intentaba comer o beber, las ramas y el agua desaparecían, condenándolo a una situación de hambre y sed perpetua.