Medea es una de las homicidas más notorias de la mitología griega. Era esposa de Jasón, el famoso héroe de la búsqueda del vellocino de oro.
En la Cólquide, el vellocino de oro, que pertenecía al rey Eetes, colgaba de una rama y estaba atentamente custodiado por un dragón que nunca dormía. Pelias, el tirano de Yolco, codiciaba el vellocino y envió a su sobrino Jasón para que se lo trajese. Para el viaje, Jasón había construido un barco, el Argo, con una tripula-«ción de 50 guerreros conocidos como los Argonautas. Tras innumerables aventuras, desembarcaron en la Cólquide, donde el rey Eetes prometió darle a Jasón el vellocino a condición de cumplir varias tareas: uncir los toros del rey, de pezuñas de bronce y que lanzaban fuego por la boca; esparcir dientes de dragón y matar a los gigantes que crecieran de los dientes sembrados. La hija del rey, Medea, se enamoró de Jasón. Era una hechicera y empleó pócimas y ensalmos para ayudarle a llevar a término tales tareas. A continuación, narcotizó al dragón, y Jasón pudo robar el vellocino. Eetes los persiguió, pero Medea ralentizó su barco matando a su propio hermano, Apsirto, y lanzando pedazos de su cuerpo al mar. Eetes se detuvo a reunirlos y la nave Argo pudo huir.
Cuando Jasón y Medea regresaron a Yolco, urdieron la venganza por la muerte del padre de Jasón, a quien había matado Pelias. Medea ideó un plan especialmente cruel. Convenció a las hijas de Pelias para que le devolvieran la juventud a su padre con un ensalmo secreto, pero, para prepararlo, tenían que desmenuzar a Pelias y cocerlo. Ellas dieron su aprobación como tontas. Ya habían matado a Pelias y cocido el cuerpo, cuando Medea les hizo saber que las había engañado. Las gentes estaban tan indignadas que persiguieron a Jasón y Medea incluso fuera de Yolco, desde donde huyeron a Corinto. Allí se afincaron y tuvieron hijos.
Años más tarde, el rey Creonte de Corinto ofreció a Jasón un matrimonio políticamente muy ventajoso con su hija, Glauce, un plan que entusiasmó tanto a Jasón que asintió. A Medea le propuso el divorcio y que ésta marchase al exilio. Según la versión del mito contada por la Medea de Eurípides, ésta quedó muy enojada y resentida por la traición. Su venganza fue terrible. En primer lugar, envió ropas envenenadas a Creonte y a Glauce, que los abrasaron hasta morir. A continuación y con el objeto de causarle a Jasón un dolor extremo, les cortó el cuello a sus propios hijos. Ella huyó en un carro tirado por dragones, mofándose de su atribulado esposo.