En las Panateneas, ciudadanos destacados y representantes de todos los territorios de la ciudad ofrecían animales a la diosa. Los sacrificios tenían lugar en el momento culminante de la celebración, con una gran procesión que acababa con la entrega de una nueva túnica bordada {peplos) a la estatua de Atenea en el Partenón, su principal templo.
El sacrificio a los dioses, como acto de agradecimiento, súplica o propiciación constituía un punto fundamental de las prácticas religiosas griegas. En los ritos oficiales como las Panateneas era normal el sacrificio de animales, pero en la vida privada se presentaban también ofrendas de vegetales, miel o queso.
El simposio
Se decoraban numerosos objetos domésticos con escenas mitológicas, sobre todo las copas, jarras y vasijas que se utilizaban en el simposio, simposion en griego, «beber juntos» o «banquete».
El simposio era un importante acontecimiento social para los hombres griegos. Se tendían en divanes y bebían (beber vino tenía un profundo carácter ritual), conversaban, se divertían y cimentaban vínculos políticos y sociales. Se recitaban poemas de tema mitológico y se entonaban canciones de poetas famosos. Las únicas mujeres que asistían eran contratadas y se encargaban de la música, el baile y el sexo.