Leyendas de China

Paradojas

Los maestros chan se sirven de sugerentes paradojas que apuntan la Verdad más allá de la aparente «verdad» relativa.

—Maestro, ¿tengo razón en no tener ideas? —Desecha esa idea.

—Os he dicho —protesta el discípulo— que no tengo ideas, ¿qué podría desechar?

—Naturalmente —explica el maestro— eres libre de seguir con esa idea de la no idea.

Las historias de encuentros entre maestros y discípulos y sus diálogos son muy sugerentes y significativos en China y están cargados de sentido trascendental y a la vez práctico.

—¿Qué práctica es menester seguir con el fin de no caer dentro de una categoría?

—Yo ni siquiera practico la Santa Verdad —responde el maestro.

—En ese caso, ¿a qué categoría perteneces?

—Si la misma Santa Verdad no existe, ¿cómo podrían existir las categorías?

El maestro obliga a sus discípulos a que desarrollen otra manera de percibir.

—¿Qué es la Verdad, maestro?

—Entra.

—No logro entenderlo.

—Sal.

Todavía una interesante paradoja más. —Maestro, ¿qué dirías si viniera a verte sin

nada?

—Arrójalo al suelo.

—Te he dicho que no traería nada. —En ese caso, llévatelo.