El Rey estaba de mal humor. Al salir del palacio para ir de caza se encontró con Nasrudín.
—Es mal presagio ver a un Mulá cuando se va de cacería —les gritó a sus guardias—. ¡No dejen que me mire, azótenlo para que salga del camino!
La orden fue cumplida.
Sucedió que la cacería fue un éxito.
El Rey mandó buscar a Nasrudín.
—Lo siento, Mulá. Pensé que eras un mal presagio. Pero he comprobado que no es así.
-¡ USTED pensó que yo era un mal presagio! —dijo Nasrudín—. USTED me mira a mí y cobra un buen botín. Yo lo miro a USTED y me azotan. ¿Quién es un mal presagio para quién?