Un día el Mula llevaba al mercado una carga de sal, que era transportada por su burro. Al atravesar un arroyo, la sal se disolvió. Nasrudín estaba enfurecido ante la pérdida de su carga, y el burro retozaba con alivio.
Cuando acertó a pasar nuevamente por allí, llevaba una carga de lana. Luego que el animal hubo atravesado el arroyo la lana estaba empapada y el peso de la carga había aumentado significativamente. El burro tambaleaba bajo la mojada carga.
—j Ah —gritó el Mula—, suponías que siempre que pasaras por agua saldrías alivianado, ¿no es cierto?