Nasrudín vagaba por un camino del desierto, cuando se encontró con tres feroces árabes.
Habían estado discutiendo.
—Existen tres posibilidades en cuanto al modo como aparecieron los minaretes —dijeron—. Acabamos de saber de ellas y nos preguntamos cuál será la verdadera. Nasrudín no estaba seguro y dijo:
—Expongan sus teorías y yo juzgaré.
—Cayeron del cielo —dijo el primero.
—Fueron construidos dentro de un pozo y luego elevados —manifestó el segundo.
—Crecieron como los cactus —dijo el tercero.
Cada uno de los hombres extrajo un cuchillo para reforzar su posición.
Nasrudín habló:
—Están todos equivocados. Fueron construidos en tiempos remotos por gigantes que tenían un alcance de brazos mucho mayor que el nuestro.