AUSTRALIA: PRIMEROS SERES HUMANOS

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El hombre se instaló en Australia en una época en que el continente estaba unido por tierra a las islas que ahora son Indonesia y Papua Nueva Guinea. La evidencia más antigua de la presencia humana en Australia procede de la región de Upper Swan River, en el oeste, y data de hace 40.000 años.

Se ha calculado que en el momento del contacto con los europeos (1788), la población era de 300.000 personas como mínimo en todo el continente. Aunque es difícil de saber a ciencia cierta debido a la rápida despoblación y los cambios que tuvieron lugar tras el asentamiento europeo, se calcula que a finales del siglo XVIII había unas 500 tribus o grupos dialectales distintos en el territorio de Australia. Las islas del estrecho de Torres, aunque se hallen oficialmente dentro de los límites nacionales de Australia, en su aspecto cultural se encuentran más próximas a la parte del sur de Papúa, al menos tradicionalmente.

En términos de estilo de vida, Australia tenía un modo de subsistencia basado en la caza y la recolección en la época del contacto con los europeos. El clima y la tierra varían mucho en Australia, desde el desierto árido de la mayor parte de la región interior hasta los valles más fértiles y húmedos de las zonas costeras. No obstante, incluso cerca de las costas de Queensland y Australia del Sur, por poner un ejemplo, donde la abundancia de pesca, animales y plantas comestibles permitía la posibilidad de una residencia permanente, la vida sedentaria era poco habitual. Las poblaciones se desplazaban a distancias considerables, no sólo con la idea de obtener comida, sino para establecer y mantener alianzas políticas, matrimoniales y ceremoniales entre los grupos.

A pesar de su aislamiento por ser un continente insular, los aborígenes australianos tenían contactos regulares e importantes con los pobladores de lo que hoy es Papúa Nueva Guinea -a través del estrecho de Torres- y de las islas del este de Indonesia. Los comerciantes de Makasar visitaban regularmente la costa de la Tierra de Arnhem y los efectos de estas visitas están registrados en los mitos, cantos y pinturas de los yolngu del nordeste de Tierra de Arnhem.

Desde un punto de vista antropológico, las poblaciones aborígenes de toda Australia se hicieron famosas primero por la complejidad de sus sistemas de parentesco. En todas las zonas, los parientes se dividían en secciones y subsecciones, basadas en las intersecciones de principios de descendencia masculino y femenino. Las secciones y subsecciones estipulaban en qué categoría caía el cónyuge de una persona y por ello sometía el matrimonio a reglas de parentesco específicas. Estas secciones y subsecciones también cumplían importantes funciones ceremoniales, como la iniciación y la transmisión de conocimiento religioso secreto entre grupos.

Hay una relación estrecha entre las grandes tradiciones mitológicas de Australia y Melanesia. Contrariamente a lo que podría pensarse en función de la geografía y la historia, el traspaso de temas míticos fue de Australia a Nueva Guinea, y no al contrario. En Australia y parte sur de Nueva Guinea, el culto de la bramadera era un punto central en la vida ritual masculina. En el caso de los aranda, las bramaderas reciben el mismo nombre que los tableros sagrados (tjuringá). El culto es básicamente una glorificación del poder fálico masculino. Los mitos son revalidados por ejecutantes que, disfrazados, llevan un símbolo fálico idéntico al antepasado que están representando.

Junto a este movimiento de imaginería fálica, también el motivo de la serpiente viajó entre Australia y Nueva Guinea. La serpiente es un símbolo más complicado que la bramadera porque tiene características tanto femeninas como masculinas y estas propiedades ambivalentes quedan reflejadas en los mitos de ambas regiones. El mito souw del Daribi interior de Nueva Guinea insiste en la relación del conocimiento y pudor sexual con la cultura humana. Es afín al mito central del ciclo Wagilak de Tierra de Arnhem, donde la revelación de las capacidades menstruales de la mujer cancela y limita el poder fálico masculino.

La cultura de los aborígenes australianos tuvo influencias tanto asiáticas como melané-sicas. Durante 200 años como mínimo, los pescadores de Makasar, del este de Indonesia, realizaron viajes anuales a la costa de la Tierra de Arnhem en busca de las exóticas babosas marinas (trepang), consideradas como una exquisitez. Entre los yolngu del nordeste de Tierra de Arnhem, miembros del clan Warramiri de la moiety (clase matrimonial) Yirritja eran antes intermediarios entre los aborígenes locales y los de Makasar. Los comerciantes de Makasar usaban el título de raja (rey) para los ancianos aborígenes que actuaban de agentes. A su vez, estos líderes controlaban el comercio con otras tribus aborígenes del interior.

No obstante, debemos tener cuidado en no ver sólo la mitología como una reliquia de la historia primigenia y una forma de preservar en el presente hechos que ocurrieron antes de la historia escrita. Un sistema mitológico es tanto una teoría del mundo como un retrato del pasado y permite explicar también cómo debe y puede comportarse la gente en el día de hoy. Concretamente, las compañías mineras actuales son las que se enfrentan a los efectos de los paisajes míticos de los aborígenes en sus intentos por conseguir concesiones mineras y de exploración en las tierras aborígenes. Los lugares sagrados validados por el conocimiento de la mitología, son un obstáculo al que se enfrentan estas compañías. La característica más típica de la mitología aborigen en la Australia actual es la forma en que las comunidades utilizan sus mitos para oponerse a los avances mineros.

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