Mientras un hombre llamado Njirana deambulaba, su pene, Julana, se separó de él. Asustó a las Siete Hermanas, las Minmara, girando una pequeña bramadera en un intento de atraer a una de ellas.
Otra vez, y desde otra dirección, Njirana oyó a una mujer llamada Minma Mingari que estaba orinando. Julana entró en la mujer, pero ésta se levantó y cantó para que los perros mordieran el pene de Njirana.
Cuando lo hicieron, Njirana contrajo el pene, pero los perros siguieron atacando el órgano y la mujer también hasta que éste se retiró. Llegaron a Anmangu donde todos se convirtieron en piedras grandes.