Con la introducción del cristianismo, primero en Micronesia en el siglo XVII, en Polinesia a finales del XVIII y en Melanesia en la década de 1830, se produjo una rápida conversión nominal a la nueva religión. La experiencia de contacto llevó a la formación de un cierto número de cultos sincréticos.
En las islas de la Sociedad, surgió en 1826 un culto importante conocido como Mamaia, dirigido por "profetas" que decían estar poseídos por Jesús, san Juan Bautista, san Pablo y la Virgen María.
En Tonga y Samoa, tras el contacto no tardó en producirse un resurgimiento del chamanismo, apareciendo varios chamanes poderosos que fueron considerados como "dioses vivientes". En la década de 1830 comenzó en Samoa un culto que recibió el nombre de su jefe médium, Siovili, con sacerdotes travestidos y posesiones por Jesús y espíritus samoanos.
En Hawai e islas Gilbert aparecieron cultos de plumas. En toda Melanesia, sobre todo en el siglo XX, ha habido numerosos cultos de tipo tradicional, muchos de ellos relacionados con expectativas de cargamentos europeos enviados desde los cielos. Sobre todo en Papua Nueva Guinea, islas Salomón y Vanuatu, estos cultos han introducido un buen número de nombres de nuevos dioses a partir de personajes indígenas legendarios o incluso del mismo presidente Johnson.