En 1959, en la Isla de Elcho, frente a la costa del nordeste de la Tierra de Arnhem, se expuso públicamente delante de la iglesia una colección de objetos sagrados y pinturas sobre corteza de carácter altamente secreto.
Fue un intento por parte de los líderes aborígenes de mostrar a la sociedad blanca que ellos disponían objetos y dibujos de una gran fuerza y que estarían dispuestos a compartirlos si la sociedad europea hiciera lo propio.
Era una forma de los aborígenes de pedir reconocimiento, ayuda y asistencia en su lucha por la supervivencia de su cultura en un estado euroaustraliano.