Las tradiciones sagradas del pueblo hebreo, compiladas en la Torah y en los libros proféticos, contienen varias referencias a dioses y a formas de culto de pueblos vecinos de Israel, como los canaanitas, los edomitas, los ammonitas y los moabitas, así como de Babilonia y Asiria. Hay también elementos mitológicos que toman prestados motivos de otras culturas del antiguo Oriente Próximo y los reelaboran.
Resultado del énfasis en el dios único de Israel entendido como creador único, mediador y salvador de la nación y de la humanidad, el drama mitológico tan característico de las religiones politeístas está aquí en buena medida ausente.
Además, ninguna de las fuentes escritas existentes del Antiguo Testamento data de más allá de la época helenística (los más antiguos rollos de Qumram se remontan al siglo I a.C). En ese tiempo, los diversos textos se habían sometido a varias series de refundiciones en busca de coherencia teológica, y ello minimizó los ingredientes mitológicos.
Los primeros capítulos del Génesis tienen estructura y contenido mitológicos, por ser relatos paradigmáticos que dan cuenta de la forma y la naturaleza del mundo y de la humanidad. La historia del Diluvio se basa claramente en fuentes babilónicas, aunque el mito está relatado con una intención teológica radicalmente diferente pensando en el público hebreo.
Lilith Mujer de Adam.
Asmodeo Demonio al que Salomón obligó a trabajar en la construcción del templo.
Abda Ídolo de los madianitas
Leviatán Monstruo marino