Los Hurritas, que hablaban una lengua aglutinante de origen probablemente indoeuropeo, se afincaron inicialmente en el norte de Mesopotamia en el tercer milenio a. C. Hicieron importantes contribuciones a la cultura del antiguo Oriente Próximo durante los 2.000 años posteriores y constituyeron la mayoría de la población del Imperio Mitanni en el siglo XIV a. C. Hasta que no se descubra su principal capital, el conocimiento sobre la civilización hurrita ha de ser necesariamente provisional.
Sus dioses principales eran el dios atmosférico Teshub, la diosa Shaushga (identificada con la babilónica Ishtar) y Kumarbi. También se veneraba a un dios solar (Shimegi) y a un dios de la luna, Kusuh, y a su panteón se incorporaron las más importantes deidades mesopotámicas. Los hurritas también se instalaron en el sur de Anatolia, y muchos de sus dioses y diosas, mitos y rituales fueron transmitidos a los hititas. Debido a la ausencia de archivos hurritas atañentes a materias religiosas, casi todas las fuentes de las que disponemos sobre su mitología proceden de versiones de textos mesopotámicos o hititas. Es posible que algunos de sus mitos llegaran hasta época griega, acaso por mediación de los hititas.