Los sumerios habitaban la región sur de la cuenca del Tigris y el Eufrates (en el actual Irak). Su lengua se escribía sobre tablillas de arcilla en caracteres cuneiformes, en un sistema complicado que constaba de signos para las palabras, las sílabas y las vocales. Considerando su base lingüística, no guarda relación con ningún otro idioma conocido.
Los inicios de la civilización sumeria se remontan al cuarto milenio, cuando aparecieron las primeras ciudades, con arquitectura monumental de ladrillos de adobe. Su base económica era agrícola -producía principalmente grano en tierras de regadío- y ganadera. Los excedentes se trocaban por materiales de los que carecía la región, generalmente metales nobles, madera y piedras preciosas, lo cual fomentó el comercio a larga distancia. La unidad política característica era la ciudad, con su entorno cultivable. Durante la segunda mitad del tercer milenio tuvieron lugar una serie de intentos de unificar el país e imponer un control político y administrativo central.
El estado sumerio más próspero fue el gobernado por la Tercera Dinastía de Ur (h. 2113-2004 a. C). En el siglo XVIII, grupos de habla semítica (conocidos como los amoritas) constituyeron un nuevo estado, Babilonia; la lengua sumeria dejó de hablarse, aunque el sumerio escrito continuó usándose para fines religiosos durante más de mil años.