Esta historia se ha conservado fragmentariamente en tablillas escritas por Elimelek, sacerdote de Baal en Ugarit.
El rey Danel no tiene hijos ni heredero, y Baal intercede por él ante el gran dios El, que satisface sus deseos. Ha nacido un hijo llamado Aqat. Algún tiempo después, llega Kothar-Hasis, el constructor de los dioses, y es recibido con todos los honores.
En pago a su hospitalidad, obsequia a Danel con un arco de formas bellas. Este arco pasa a manos de Aqat, que un día se encuentra con la diosa Anat; ésta le explica que ese objeto estaba pensado en origen para ella y le pide que se lo entregue. Pero él se niega, por lo que ella le ofrece oro y plata e incluso al final la inmortalidad. Aqat replica que prefiere compartir el sino de los hombres normales y lanza alguna duda sobre su capacidad de garantizarle la vida inmortal. Continúa reprochándole a la diosa que ese arco no es adecuado para las mujeres, y se marcha.
Anat idea un justo castigo y acude a su padre El, a quien intimida para que apruebe sus planes. Anat encuentra a Yatpan, que sobrevuela, en figura de buitre, para localizar a Aqat y matarlo. Esgrime el arco, pero lo pierde al dejarlo caer en el mar. Anat inicia un lamento por el cuerpo muerto de Aqat y la pérdida de las cosechas, una expiación por su sangre derramada. Cuando Danel oye las noticias del fallecimiento de su hijo, pide a gritos a Baal que quiebre las alas de los buitres retorciéndolas por encima de la cabeza, y en efecto encuentra los restos de Aqat en el ave madre.
Danel maldice a las tres ciudades cercanas al escenario del crimen y regresa a su palacio para llorar la muerte de su hijo durante siete años. Pugat, su hija, se pone en camino para vengar a su hermano y, disfrazada de Anat, maquillada y ocultando una espada bajo el vestido, encuentra a Yatpan entre los nómadas. Este, en estado de ebriedad, se jacta del asesinato de Aqat. A partir de aquí, el texto presenta muchas lagunas. Es probable que Pugat mate a Yatpan. Danel pide ayuda a Baal, porque no puede olvidar a su hijo, y Baal propone seguramente un ritual para convocar a las almas de los muertos.