Dios los llama y les pregunta por qué se cubren y, al contestar que se avergüenzan de su desnudez, los acusa de haber comido del Árbol Prohibido. Cuando les pregunta por qué ha ocurrido eso, la mujer culpa a la serpiente, y Dios maldice a ésta entre todos los animales y la condena a arrastrarse para siempre y a ser enemiga eterna de la mujer y de toda su descendencia. A la mujer le dice que multiplicará los trabajos de su preñez y que anhelará al hombre, que acabará dominándola.
Se dirige al hombre y dispone que, por su desobediencia, la tierra de los campos quedará maldita y llena de espinas y cardos. El hombre tendrá que ganarse el pan con el sudor de su frente y, engendrado del polvo, volverá a ser polvo.
Entonces el hombre da a la mujer el nombre de Eva, y ésta se convierte en la madre de todos los seres vivientes. Dios les hace prendas de piel y dispone que, dado que ahora el hombre ya sabe distinguir el bien del mal, no alargue la mano para comer del Árbol de la Vida.
Adán y Eva son expulsados del Jardín del Edén; caen en desgracia por haber desobedecido a Dios y haber comido del Árbol Prohibido.
Envía al hombre y a la mujer fuera del Jardín del Edén y coloca criaturas divinas con espadas flamígeras para proteger el camino del Árbol de la Vida.