Utnapishtim, superviviente del diluvio en la epopeya de Gilgamesh, cuenta que construye un barco en forma de cubo perfecto y ofrece una vivida descripción de los efectos de la inundación. Cuando remitieron las aguas, soltó una paloma, una golondrina y un cuervo para que reconocieran el terreno y a continuación abandonó la embarcación para ofrecer un sacrificio, alrededor del cual se reunieron los dioses paraoler el dulce aroma, detalles que establecen un estrecho vínculo entre el relato babilónico y el bíblico. Por último, Ea le dijo al encolerizado Enlil que no debía procurar la aniquilación de la raza humana sino castigarla, cuando fuera necesario, enviando animales salvajes, hambrunas o la peste. Enlil aceptó el consejo y recompensó a Utnapishtim con la inmortalidad.