Inanna es una diosa sumeria con una compleja personalidad mitológica, resultado quizá del sincretismo entre una deidad sumeria local relacionada con Uruk y la deidad semítico occidental de la estrella Venus, Ishtar, introducida por la dinastía acadia, regente a mediados del segundo milenio a. C.
A la primera se la tenía por hija del dios del cielo supremo, An; a Ishtar, por hija del dios de la luna, Nannar. La naturaleza dual del planeta Venus quedó plasmada en esta deidad andrógina, y ello da cuenta de la relación de Inanna con el arte de la guerra, la agresión y el afán de poder, así como con el parto y la atracción erótica.
Los mitos subrayan la naturaleza irascible de Inanna y las consecuencias funestas de su cólera y su conducta sexual.