Un año, la reina de Nesha da a luz a 30 hijos. Preocupada por tan extraordinario número de hijos, decide ocultar el asunto.
Coloca a los niños en cestos de junco calafateados con excrementos, y los lanza a un río. Salvados milagrosamente, los niños ganan la orilla del mar. Allí los dioses se apiadan de ellos y los crían.
Pasado algún tiempo, la reina experimenta otro parto múltiple: alumbra a 30 hijas, pero esta vez no se deshace de ellas. Cuando los niños crecen, deciden ir en busca de su lugar de nacimiento. Su madre no advierte que se trata de ellos y les entrega a sus hijas en matrimonio. Los hermanos más jóvenes avisan a los demás para que no cometan incesto, pero los hermanos se casan. El final del relato se ha perdido.