En la tierra sólo había una lengua. Pero, viajando hacia el este, los hombres llegaron a Mesopotamia y decidieron edificar una ciudad de ladrillos de adobe.
Empiezan a construir una torre que ha de elevarse hasta el cielo y que los hará famosos y evitará que se dispersen por toda la tierra. Dios baja a ver la ciudad y la torre, y comprueba que, con una sola lengua, nada impedirá a la humanidad alcanzar todo lo que se proponga.
Decide, por tanto, confundir su idioma para que nadie pueda comprender la lengua del otro. Los dispersa por todos los países y tienen que desistir de edificar la ciudad. He aquí por qué la ciudad y la torre se llaman Babel.