Los dioses celestes celebran un banquete, y Ereshkigal, diosa del inframundo, manda a su enviado Namtar para recibir su parte del festejo. El único dios que no felicita a Namtar con el debido respeto y permanece sentado es Nergal. Ereshkigal se propone vengar esta afrenta matando a Nergal, y para ello lo convoca al inframundo. Ea dota a Nergal de poderes mágicos y, cuando se encuentra frente a Ereshkigal, la destrona brutalmente cogiéndola del pelo y se dispone a decapitarla. Vencida, pide clemencia y se ofrece a casarse con él y compartir el mando sobre el inframundo, a lo que él accede.
Otra versión de esta historia presenta a Nergal postrándose respetuosamente ante Namtar. Antes de su viaje al inframundo, Ea lo previene sobre el modo de comportarse: no debe tomar asiento, beber cerveza o comer pan o carne. Le advierte en concreto que no ceda a sus apetitos sexuales cuando vea a Ereshkigal.
Nergal rechaza la comida y la bebida, sin embargo, cuando aparece Ereshkigal con un vestido transparente después del baño él cedea los deseos de su corazón y pasan juntos en la cama los seis días y noches siguientes. Nergal engaña a Namtar dejándole marchar del inframundo y regresa al cielo. Ereshkigal queda muy turbada cuando descubre la ausencia de su amante, y manda a su enviado para que procure su retorno, y alega su soledad desde la niñez y el hecho de que ahora sea impura y no pueda desempeñar sus funciones divinas. Los intentos de Ea de disimular la presencia de Nergal fracasan, y Nergal desciende de nuevo al inframundo. Se acerca a Ereshkigal, sonríe y la destrona sólo para abrazarla apasionadamente de nuevo. A partir de entonces, permanece en el reino de la muerte y se convierte en el rey del inframundo como esposo de Ereshkigal.