La reelaboración de Ferdowsi del Libro de los Reyes sasánida, el Shahnama, que escribió para el sultán Mahmud de Ghazni (998-1030 d.C), sigue siendo una de las mejores y más accesibles fuentes de mitos y leyendas históricas persas.
Jamshid, Yima Jshaeta (Yama en los Vedas), es el cuarto de los héroes fundadores primitivos de Iranshahr, que instruye sobre los oficios y organiza la sociedad. Tras un largo y pacífico reinado, está orgulloso de que lo llamenJehan-Afarin, creador del mundo. En ese momento, la gloria real lo abandona, se aleja de él volando como un pájaro, y sus cortesanos se alían con el líder árabe en ascenso, Zuhhak.
Jamshid es destronado y descuartizado al final.
Ahriman le da a Zuhhak un beso de despedida envenenado, que lo deja con dos serpientes creciendo en sus hombros (lo que recuerda su forma original como demonio en forma de dragón Azhi Dahaka). Zuhhak se convierte en un tirano y exige un sacrificio diario de jóvenes persas para alimentar con sus sesos a las serpientes.
Al cabo de mil años de tiranía, el audaz herrero Kaveh, cuyos hijos habían sido sacrificados para nutrir a las serpientes de Zuhhak, desencadena una revuelta. Se atrae a la muchedumbre en torno a una bandera hecha con su mandil de piel, y marcha en busca de Fereydun (Thraetaona en el Avesta), descendiente en la línea sucesoria real legítima, cuyo padre también había muerto bajo la tiranía árabe.
El creciente ejército es comandado por Fereydun, que esgrime su maza de cabeza de toro. Zuhhak es vencido y encadenado, y queda preso en una cueva del monte Damavand.
Y, así, los terremotos de la región son obra del monstruoso Zuhhak, que sacude sus cadenas bajo las montañas.