Nasrudín no estaba seguro sobre cuál de dos mujeres elegiría para casarse. Un día ambas lo arrinconaron y le preguntaron a quién quería más.
Hagan la pregunta dentro de un contexto práctico y trataré de contestarla les dijo.
Si ambas cayéramos al río, ¿a cuál salvarías? le preguntó la más grácil y bonita.
El Mulá se volvió hacia la otra, una rústica pero adinerada muchachona:
¿Sabes nadar, querida ?