Los kongo del oeste de Zaire creen que el universo tiene dos regiones, separadas por un océano. La superior, el mundo de los vivos, es como una montaña, y la inferior, el mundo de los muertos, es semejante, pero orientada hacia abajo. Los dos tienen aldeas, aguas y montañas.
El cielo es blanco y la tierra negra a consecuencia del mal y de la desobediencia a la voluntad del Gran Dios.
Entre el cielo y la tierra está el arco iris, representado en rojo. Debajo de la tierra negra se extiende la barrera de agua, origen de la vida, también roja, y debajo el infierno, blanco. Al igual que el universo, la alternancia de la noche y el día y las etapas de la vida humana son rojas, blancas y negras. El amanecer es como el nacimiento, el sol blanco del día la madurez y la justicia, y el crepúsculo anuncia la negrura de la muerte.