El mundo andino, sobre todo el panteón inca, estaba dominado por poderosos dioses celestes que moraban en las cimas nevadas de los montes. Ellos enviaban la lluvia, el granizo, los rayos y las sequías para afligir a la tierra y para evitar estos desastres había que apaciguarlos.
Entre los incas, las deidades más poderosas eran Inti, el dios Sol, antepasado divino de la realeza inca, representado como un disco dorado rodeado de rayos. Mama Kilya, su esposa, era la diosa Luna, encargada de regular el calendario ritual inca.
Ilyap'a, dios del trueno, enviaba las lluvias rompiendo una gran jarra de agua celestial.