En Sudamérica, los andes centrales de los actuales Perú y Bolivia fueron la cuna de las grandes civilizaciones precolombinas. Desde antes de 1000 a.C. hasta la conquista española en el año 1532, diversas culturas florecieron en esta región de paisajes contrastados. La geografía estimuló el desarrollo cultural. La proximidad de tres ambientes distintos -montañas altas, costa pacífica y selvas lluviosas amazónicas- fomentaron la especialización artesanal y facilitaron el comercio.
Aunque en ningún momento existió la unidad subyacente en religión y mito típica de Mesoamérica, las civilizaciones andinas compartieron muchos rasgos culturales a lo largo de 3.000 años, entre ellos un mundo natural animado por espíritus y antepasados, peregrinaciones, sacrificios humanos y representación artística de ideas religiosas y mitológicas en oro, plata, textiles y cerámica.
No obstante, ninguna civilización andina desarrolló un sistema de escritura y, por ello, la transmisión de las ideas y creencias fue oral.
Chavín (800-200 a.C.) fue la primera civilización importante de la zona y creó un estilo artístico con jaguares feroces y águilas decorando la arquitectura, cerámica y orfebrería. Estos rasgos, junto con los templos de piedra y los tejidos elaborados, fueron los elementos típicos de todas las culturas andinas posteriores, desde las de mochica y nazca, a los imperios de tiahuanaco, huari e inca.