El rey Conchobhar invitó a su hijo adoptivo Sédanta (que más adelante se llamaría Cuchulainn) a una fiesta ofrecida por Culann el Herrero, pero el muchacho estaba jugando y prometió ir más tarde.
El rey se olvidó de Sédanta; cuando éste llegó, lo atacó el perro de Culann y él lo mató con las manos desnudas. Todos se disgustaron por el peligro que había corrido el muchacho y Culann lamentó haberse quedado sin protección.
Sédanta se ofreció a actuar él mismo como perro guardián hasta que pudiera criar un cachorro de la misma raza, y el druida Cathbhadh le dijo que a partir de entonces se llamaría Cuchulainn, nombre que significa «el sabueso de Culann».