Balder sonó que su vida corría un peligro mortal, lo que preocupaba mucho a los aesir. Su madre, Frigg, ideó un plan para salvarle. Consiguió que todos le jurasen no hacer daño a Balder: el fuego, el agua, los animales, los pájaros, las serpientes, las plantas, las piedras, los árboles, la tierra, los metales, las enfermedades y los venenos.
A los Aesir les divertía mucho poner a Balder de pie y que los demás dioses le lanzaran objetos y armas, pues nada podía hacerle daño. Loki al ver esto se convirtió en mujer y fue a visitar a Frigg. Dijo a Frigg que todos los Aesir estaban disparando contra Balder pero que a éste nada le hería. Frigg repuso:
-Ni las armas ni la madera dañarán a Balder, todas ellas me lo han jurado.
-¿Todas y cada una de las cosas han jurado no dañar a Balder? -preguntó Loki. Frigg contestó que una planta, el muérdago, le había parecido demasiado joven para prestar juramento.
Entonces Loki encontró al muérdago y lo arrancó. Se acercó al dios ciego Hod, que estaba solo, y le preguntó por qué él no arrojaba cosas a Balder.
-Porque no puedo ver dónde está -replicó Hod-, y además no tengo arma.
-Te ayudaré a honrar a Balder -dijo Loki-. Te mostraré dónde está y podrás lanzarle este bastón.
Hod tomó el muérdago y lo lanzó dirigido por Loki. La vara atravesó a Balder, que cayó muerto. Cuando vieron caer a Balder todos los Aesir se quedaron sin habla. Sólo podían llorar. Finalmente Frigg habló. Preguntó quién entre los dioses cabalgaría hasta Hel, el mundo subterráneo, para encontrar a Balder y ofrecer una recompensa a su guardián para que permitiese a Balder volver a Asgar. El hermano de Balder, Hermod, se ofreció voluntario. Le proporcionaron el caballo de Odín, Sleipnir, y Hermod partió al galope.
Hermod cabalgó hasta llegar a las puertas de Hel, donde vio a Balder en el puesto de honor. Hermod pidió a Hel que permitiera a Balder volver a Asgard, describiéndole los grandes lloros de los Aesir. Hel dijo que tenía que poner a prueba la fuerza del afecto por Balder antes de liberarlo:
-Si todas las cosas del mundo lloran por Balder le dejaré marchar, pero si algún objeto se resiste a llorar, me lo quedaré.
Los Aesir enviaron mensajeros a todo el mundo pidiendo que Balder fuera llorado. Y así lo hicieron todos, personas y animales, la tierra, las piedras, los árboles y todos los metales.
En su camino de vuelta los mensajeros se cruzaron con una giganta llamada Thokk. Le pidieron que llorase por Balder, mas ella se negó diciendo:
-Thokk llorará por Balder lágrimas secas. Que Hel se quede con lo que tiene.
De modo que Balder no fue liberado. Era una creencia general que Thokk era Loki disfrazado.