LOKI Y RAGNAROK

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El embustero, el lobo y la última gran batalla

Loki, que desempeña un importante papel en los mitos septentrionales, es una figura de embustero, ladrón y difamador, que abusa de los dioses y les pone en peligro con sus travesuras pero que también es capaz de salvarlos con su astucia. Aunque es compañero de Odín y de Tor, engendra a los monstruos que los destruirán y provoca la muerte de Balder con su maldad. No se sabe con certeza si se trata de un gigante o de un dios, pero no cabe duda de que hasta cierto punto es una figura creadora, encargada de que los enanos fabriquen algunos de los tesoros de los dioses y padre del caballo de Odín, así como de monstruos: la Serpiente del Mundo y Hel, reina de los muertos.

Uno de los seres monstruosos engendrados por Loki es el lobo Fenrír. Creció entre los dioses, y sólo Tyr, que parece ser una forma posterior de Tiwaz y dios de la batalla, se atrevía a darle de comer. El animal rompía todas las cadenas, y Odín ordenó a los enanos que confeccionasen una cinta mágica, suave como la seda pero increíblemente fuerte, con cosas impalpables como la raíz de una montaña y el ruido de un gato en movimiento. El lobo empezó a sospechar y no permitió que le colocaran la cinta alrededor del cuello a menos que uno de los dioses le metiera la mano entre las fauces en prueba de buena voluntad, algo que sólo Tyr accedió a hacer. Al apretar la cinta, todos los dioses se echaron a reír, todos menos Tyr, que perdió la mano derecha. Colocaron una espada entre las fauces del animal y lo ataron a una enorme roca, y así permaneció hasta Ragnarok.

En castigo por causar la muerte de Balder, ataron a Loki sobre tres rocas de las que no podría liberarse hasta la última gran batalla, momento en el que se unió a los gigantes para atacar Asgard en Ragnarok. En el transcurso de la batalla, Loki y su peor enemigo, Heimdall, centinela de los dioses, lucharon y se mataron entre sí.

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