Tras liberarse de sus ataduras, Loki dirigió a los gigantes en la última gran batalla contra los dioses, Ragnarok. Los gigantes, que codiciaban los tesoros de los dioses y a la diosa Freyja, amenazaron con volver a implantar el caos y la esterilidad. Odín reclutó a los mayores héroes del Valhalla caídos en combate para que apoyasen a los dioses y Tor mantuvo alejados de Asgard a los gigantes con su martillo hasta Ragnarok.
En un poema titulado Voluspá (Profecía de los videntes), fechado h. 1000, se describe la creación y destrucción del mundo, como en una visión. En Ragnarok, los hijos de Muspell, de la región del fuego, destruyen el puente Bifrost, mientras los gigantes llegan por mar con Loki como timonel. Los monstruos se liberan y el lobo Fenrir devora a Odín. Tor mata a la Serpiente del Mundo, pero su veneno lo destruye. Surt, gigante de fuego, incendia la tierra; el cielo se desploma y el mar se traga el mundo. Pero aún no ha llegado el fin, porque la tierra vuelve a emerger, verde y hermosa, una pareja humana que se ha refugiado en el Árbol del Mundo repuebla los cielos y la tierra y un sol nuevo y más brillante recorre el cielo. Este cuadro de destrucción podría haberse inspirado en parte en las terribles erupciones que sufrió a comienzos de la Edad Media el volcán Hekla, de Islandia, pero sean cuales fueren los orígenes de la idea, los testimonios del arte y la literatura indican que Ragnarok ejerció una fuerte influencia sobre la imaginación de la época vikinga.