EL ALMA Y LOS HECHIZOS

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La separación del alma y del cuerpo es un rasgo peculiar de las creencias eslavas primitivas. El alma no sólo se separa del cuerpo con la muerte, sino que incluso lo hace a veces cuando una persona está dormida. Entre los serbios dichas almas suben por la noche a las cumbres y luchan entre sí; la victoria trae buena suerte al durmiente; mas si su alma es derrotada, su dueño jamás despertará. En los territorios eslavos orientales (Rusia, Bielorrusia y Ucrania) el alma puede asumir forma de kikimora, una vieja flaca y fea con el pelo largo que normalmente vive en la casa, si bien, como la banshee irlandesa, su presencia puede ser presagio de muerte.

En algunos mitos los árboles y las plantas retienen a las almas de los muertos, de modo que los personifican y están dotados de cualidades humanas. Esta superstición hace que ciertos árboles sean considerados sagrados, que haya leyendas sobre plantas que sangran y que se planten árboles a modo de símbolos de vida. Si el héroe muere, el árbol enferma y cae debido a que su alma residía en él.

Estas creencias primitivas están vagamente relacionadas con la idea actual de que romper un cristal -y, en tierras eslavas, que una persona silbe en el interior de una casa (lo que equivale a llamar al diablo)- sea presagio de muerte o de mala suerte. Por otra parte los actuales amuletos de la buena suerte pueden compararse a las espadas mágicas, los manteles que se tienden solos y los sacos mágicos de los mitos.

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