En el siglo X, cuando los príncipes eslavos adoptaron el cristianismo (los eslavos del oeste -polacos, checos y eslovacos- recibieron la religión de Roma; los eslavos del norte y del sur, del Bizancio griego), la Iglesia puso fuera de la ley a los dioses paganos e hizo todo lo posible pata borrar los mitos. Peto los viejos cultos persistieron, de modo que bien fueron adoptados por la Iglesia como ritos propios o pasaron al ámbito mágico. Así, Perun (dios del trueno y del rayo) se convirtió en el profeta Elías; Volos (guardián de los rebaños) se convirtió en san Vlasia; Kupalnitsa (diosa de ríos y lagos) se convirtió en santa Agripina, y Kupala (dios del sol y de la luz) en san Juan Bautista.
Los ritos primaverales coincidían con la Pascua (principal festividad de la Iglesia ortodoxa), las Calendas de invierno fueron sustituidas por la Navidad y la fiesta de Yatilo (dios pagano del sol y de toda la vida terrenal) se convirtió en la festividad de San Juan.
Muchos de los nombres modernos de seres sobrenaturales derivan de estas ideas primitivas. Así, el bogieman de los ingleses está relacionado con el nombre eslavo de dios, bog, ejemplo de cómo la palabra inglesa devil (demonio) era originariamente la misma que dios, corrupción del nombre sánscrito de dios, deva. De ahí proceden Div y Divitsa (antiguas deidades paganas eslavas), el Zeus latino, el francés dieu y la palabra inglesa deuce (que significa "diablillo"), cuya raíz común puede apreciarse.