Dioniso era, en palabras de eurípides, "el más amable y el más terrible". Era el dios de la ilusión y el disfraz, y se celebraban festivales teatrales en su honor. También era el dios del vino, una bebida sagrada, cuyo consumo era asunto ritual. Sus seguidores caían en un estado de éxtasis religioso y vagaban frenéticos. Dioniso simbolizaba la pasión y una peligrosa ausencia de frenos. También era venerado en misterios secretos que se prolongaron durante la época romana. Su relación con la fertilidad (el falo era un símbolo común de Dioniso) llevó a su identificación con otros dioses de la fertilidad masculinos del antiguo Oriente Próximo, entre los que se incluyen el egipcio Osiris y los mesopotámicos y sirios Tammuz o Dumuzi.