ESPOSAS ASESINAS

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Desde asesinas con hacha hasta envenenadoras, la mitología griega está llena de historias de esposas que matan a sus maridos. Una de ellas cuenta que Dánao, descendiente de Zeus, tenía 50 hijas -a las que se conocían como las Danaides-; su hermano Egipto tenía 50 hijos. Egipto pretendía que las muchachas se casaran con sus hijos, pero a las mujeres no les agradaba la idea y Dánao se negó. Al insistir Egipto, Dánao cedió, pero les dijo a sus hijas que mataran a sus maridos la noche de bodas.

Obedecieron todas menos Hipermestra, que estaba enamorada de su marido, Linceo. Las 49 asesinas fueron condenadas en el inframundo a llenar recipientes con la ayuda de cedazos -una tarea eterna-.

Medea y Clitemnestra son las dos parricidas más famosas. Clitemnestra detestaba a su marido Agamenón por haber sacrificado a su hija mayor, Ifigenia, siguiendo instrucciones de la diosa Artemisa, para permitir a los griegos poner rumbo a Troya y librar allí guerra contra los troyanos.

Cuando Agamenón regresó de Troya, trajo consigo a una nueva amante, la sacerdotisa de Apolo Casandra. Más enojada aún, Clitemnestra, valiéndose de su nuevo amante -Egisto-, atrajo a Agamenón a casa. Mientras éste tomaba un baño, lo envolvió en una red y lo apuñaló hasta matarlo. Estos mitos tal vez testimonien el temor del hombre a que las mujeres puedan aniquilarlo.

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